miércoles, 16 de octubre de 2013

Nota de Hugo Borgna sobre "Timbre a la hora de almorzar" de Ángel Balzarino en Diario La opinión de Rafaela

ANGEL BALZARINO: LA VIGENCIA DE UN ESTILO

 “Timbre a la hora de almorzar”, de Ángel Balzarino, 112 páginas, edición 2013, es la séptima realización de Editorial Palabrava para la colección “Las cuatro estaciones de la palabra” y está integrada por catorce cuentos, entre los que se encuentra el que da nombre al libro.
   Hablar en Rafaela de Ángel Balzarino es recorrer un camino aparentemente fácil. Es muy conocido desde el premio que obtuviera por el cuento que narra la difícil situación que envuelve, sin posibilidad de retorno, a ese ordenanza que comprueba, azorado y arrepentido, lo impiadosa que es la fuerza del destino.
 “El ordenanza”, en efecto, abrió la puerta para un estilo donde la contundencia es su principal componente. Personajes que no dudan, circunstancias obligadas, finales sorpresivos bien trabajados, adjetivación agresiva, la combinación de la oración larga y descriptiva con la unimembre, la presencia del drama en su mayor magnitud, el crimen con o sin castigo, son todos recursos que Balzarino utiliza con frecuencia y generan climas opresivos de los que el lector no puede (y la mayoría de las veces no quiere) escapar.
   Balzarino es un creador de climas, apoya sus historias en hechos que contienen ambigüedad a pesar de que pretende hacer creer en ese final con muerte anunciada y destinatario concreto.
   El tratamiento de la acción no es el mismo en todos los casos. En la mayoría, los hechos emergentes están guiados por el hilo invisible de la acción interior de un personaje, el que está previsto como ejecutante. Se lo siente sufrir, se lo ve tomar una determinación no sin haber considerado previamente las dos caras del problema. Entonces la resolución fatal surge necesaria ante la dignidad gravemente herida y la muerte toma carácter de hecho habitado de justicia.
   Hay un margen muy estrecho entre el humor negro y la crueldad, a veces muy extrema, que proponen los cuentos. Balzarino cruza el río de una orilla a la otra. Ubicados en la mitad del cruce hay relatos de distinto enfoque (“Rosa”, “La visita del general”, “Concierto para violín y orquesta, op. 61”) que abren un nuevo panorama, y llegan a provocar la sonrisa. Es decir que dentro del arco de las sensaciones a transmitir, se toma un margen para evitar el encasillamiento, sin salir de un estilo que provoca y no deja indiferente al lector, haciendo que éste se defina y tome posición respecto de la situación que motiva el relato y sus consecuencias y ejecutores. El cuento que da nombre a la obra es otro ejemplo de ese estilo que acepta variantes y genera un nuevo camino: en “Timbre a la hora de almorzar” no hay venganza, ni frustración. Pero tampoco sonrisa.
   Ángel  Balzarino nació en Villa Trinidad (Santa Fe) en 1943 y reside en Rafaela. Lleva publicados diez libros de cuentos y tres novelas. Su obra trascendió al ámbito internacional y ha recibido numerosos premios y distinciones.
   Cuando los lectores escuchen el timbre de convocatoria para conocer el libro, pueden atender tranquilos: No habrá sorpresa y sí, detrás de la puerta, estarán la experiencia y la fuerza narrativa de Angel Balzarino.
   Lo que no sabrán es si él pretende también quedarse a comer.
  
                                                           Hugo Borgna

                                           Especial para “La Opinión”, de Rafaela