lunes, 13 de mayo de 2013

Comentarios sobre :salir de cacería, de Patricia Severín

COMENTARIO DE HUGO MARIETÁN

Las mujeres amarán esta novela, todo aroma mujer, de mujer que gusta del macho, que lo sueña, que lo tritura en mil detalles para tragáselo y que se le quede para siempre. La pasión erótica descripta en cien variantes que rodean a un solo hombre tiene el Efecto Facundo, la novela de Sarmiento. De tanto narrar a Facundo, sus barbaridades y hazañas, se lo engrandece. Muchas mujeres, luego de leer la novela, buscarán en el mapa La Falla para encontrar a Federico, y que las haga sufrir de la misma manera después de darles un año de amor que supera sus fantasías más ardidas.

La descripción de la complementaria (Amelia) es perfecto, y le da al relato un final brillante y tan ajustado a la realidad de la complementaria que impacta: viene a salvar a su psicópata, a aquél que la partió en dos, le mostró lo indemostrable por ningún otro varón, y  la dejó desangrándose. El juego perverso Señora - Federico está dibujado con arte. Se descubre la trama oculta  y se ve con claridad cual es el juego: como un foco que ilumina la parte del escenario que se trata de ocultar pero que ahora no queda otra alternativa que mirarlo crudamente.
La parte de la hospitalización la leí como la turbulencia que hay que pasar para llegar al final del viaje: la sufrida maduración de la crisálida.
Federico será amado; mentiroso, manipulador, seductor como ninguno, será perdonado por todos sus pecados por las humedecidas lectoras que lo terminarán viendo como un instrumento de una psicópata insaciable de poder; como la marquesa de Merteuil usó al vizconde de Valmont. 


CARTA DE OLGA ZAMBONI A PATRICIA

Querida Patricia, has traído al Litoral y al siglo XXI a un mítico, impenitente Tenorio burlador de mujeres, cuya leyenda se remonta a la Europa medieval.  Un donjuán atractivo, seductor, brillante, culto, refinado y cínico.  Desde un punto de vista estético-vital es el galán con el que sueñan muchas mujeres. Ideal, por otra parte, inabordable y difícil cuando el pensamiento es vivirlo en plenitud sincera. De ahí el dolor, la decepción, el desamparo por el “bien” perdido.

Como no puede ser de otro modo, este personaje se mueve en plena actualidad,  y halla en la tecnología avanzada de comunicaciones una de sus armas de conquista.  Y lo hace muy bien, desde el espacio virtual como preludio. De la computadora a la cama y viceversa.
Su figura aparece agigantada –diría hiperbólica- por la variedad de técnicas y palabras aptas para seducir que emplea y por los efectos que ellas producen; se podría decir que domina una “cultura de la seducción”... De tal magnitud es su poder, que la huella que deja en sus presas no se borra jamás.
El papel que juegan los medios de comunicación ahora en boga, es central. No conozco otra novela tan de nuestro tiempo en el sentido de hacer un uso  notable y justo de estos recursos a los efectos, no sólo de lograr el clima narrativo, sino de hacer avanzar  el conflicto.
La narración se mueve con precisión, en ese laberinto novelesco, con idas y vueltas en el tiempo y en los espacios. El erotismo en la pareja –tal vez una búsqueda de la propia imagen en espejo, tal vez del  propio sentido de la vida- aparece exacerbado por la memoria escrita, contenida en la “caja negra”- que también es disparadora de la acción a través de la memoria-  y en objetos como el “trapito blanco”. Erotismo en situaciones que a todas luces muestran la sensibilidad femenina, muy diferente de la masculina (un Murakamu en femenino diría, por la audacia de ciertas escenas) que no es muy frecuente hallar en escritoras.
De todo esto surge, la “regeneración” espiritual de una de las protagonistas  tras el ejercicio de la filosofía oriental de la mano de un hindú. “Enfermedades” carnales sólo pueden ser atemperadas por una internalización equilibrada en lo espiritual.
El lenguaje es rico en bellas y líricas descripciones de paisajes tanto de Santa Fe como del Canadá. Y un ejemplo de lirismo es  la bella página final, una de las mejores del libro, que abrocha el desenlace con un canto a la  amistad femenina pero dejándonos ante un final abierto. Uno de los logros de la novela.

Olga Zamboni
Posadas, abril 2013



COMENTARIO DE HUGO BORGNA, DIARIO LA OPINION, DE RAFAELA

Entre las buenas novedades que nos regala la escritura, en especial la de nuestro alcance geográfico, está el lanzamiento de la novela “:salir de cacería”, de Patricia Severín, residente en la ciudad de Santa Fe y organizadora, junto a otras notables autoras, de la colección “Las 4 estaciones de la palabra”, originada en la Editorial PALABRAVA, siendo esta obra el quinto de ocho títulos previstos en el término de los años 2012 y 2013.
El amor. La mujer. Las reglas de la cacería. La búsqueda de la verdad y la armonía mediante el sabio equilibrio. Ser.
Todos estos puntos se combinan de diferentes modos y confluyen en una intensa historia que protagonizan (debería decir mejor, viven y sufren) dos amigas, confidentes en un preciso momento de sus existencias. De la exposición de sus puntos de vista y del relato que hacen de los hechos que les suceden, va surgiendo partes de sus vidas, por momentos inquietantemente comunes, acerca de una situación que es posible encontrar en la realidad diaria, pero que por razones obvias no sale de los círculos íntimos. Lo que se vive con más pasión, es lo que menos se cuenta y lo que más motiva la razón de ser de la existencia.
“:salir de cacería” profundiza en los aspectos que suelen ser los más polémicos en la relación hombre-mujer (en realidad debería decir mujer-hombre, ya que el punto de vista femenino es el más determinante). También de los que rigen las relaciones sociales y las pautas de aceptación de conductas limítrofes.
La lectura que genera es atrapante, sensitiva, inteligente; se desea con pasión llegar a las últimas páginas para conocer cómo cierra la historia narrada y se disfruta de reflexiones constantes (precisas y necesarias) acerca de aspectos de la vida que todos nos planteamos y no nos atrevemos a preguntar (permiso y gracias, Woody Allen).
Como la obra de autores como Cortázar o Borges, puede el lector conformarse con saber los hechos de la historia y quedar satisfechos con el libro. Pero también quienes profundizan en lo conceptual encontrarán frases llenas de verdad acerca de la naturaleza, esencia y destino del ser humano y planteos que debería hacerse para mejorar.
Frases y definiciones rotundas, propias y el sello de Severín “despiertan continuamente al lector desaprensivo: mi alma era una esponja llena de silencio”, “los años que vienen se juegan en una horas”, “si he de vivir sin ti que sea duro y cruento”, la sabiduría consiste en desvincular el hecho de la emoción”, “todo lo que se pudre se convierte en familia”.
La obra pone en orden de mérito determinar qué es lo correcto, si debe prevalecer la emoción o la razón, deja planteada la pregunta de que si es un valor la falta de valores, cuando surge de la pasión. Cuando se llega a la última línea se siente la impresión de haber vivido, más que leído, una novela porque la autora pone en su escritura todo de sí, es decir, pasión, sentimiento, razón, sensibilidad, resultando las suyas obras abarcadoras, totalmente, profundamente, hondas.
Patricia Severín publicó en poesía “La loca de ausencia” “Poemas con bichos” “Libro de las certezas” “El universo de las mentiras” y, en conjunto con Graciela Geller y Adriana Díaz Crosta, “Amor en mano y cien hombres volando”; en narrativa los libros de cuentos “Las líneas de la mano” y “Sólo de amor”. “:salir de cacería” es su primera novela.
Obtuvo el Primer Premio Concurso Nacional Alicia Moreau de Justo. Primer Premio Las Tierras Planas, Faja de Honor de la SADE (por dos veces) y Primer Premio Fondo Nacional de las Artes y Municipalidad de Buenos Aires. Sus textos se hallan en numerosas antologías nacionales e internacionales.