lunes, 7 de abril de 2014

Comentarios sobre 'atadura' de Graciela Prieto Rey

COMENTARIO DE PATRICIA SUAREZ

La crueldad de los amores
Algunas personas aman obsesivamente, otras aman como pueden o nada más se dejan amar. ‘atadura’, primera novela de Graciela Prieto Rey, pero con una pluma ligera que la vuelve ducha en el oficio, narra estos sucesos. De apretadísima extensión, podría decirse que es casi una nouvelle.
Un día desaparece de la faz de la ciudad de Santa Fe, el empresario Toni Salgado, dejando un aura de misterio. Hasta seis meses después de su desaparición, nada se sabe de él y hasta su amante Claudia, que lo amaba tercamente, se deja morir de tristeza. Porque en el libro de Chela Prieto Rey, como en la realidad, la gente se muere de amor o de mal amor, también. La atadura es el leit motiv que atraviesa el libro: la atadura mágica que le hace la tiradora de cartas a Silvia, la ex esposa del empresario pero que aun vive con él. Se trata de la verdadera protagonista de la novela, una mujer perversa –dicho esto en el sentido más amplio de la palabra- que hace dudar al lector –y esto pone un punto a favor de la autora- acerca de si los perversos tienen la voluntad de hacer el bien en alguna área de su vida o si bien lo contaminan todo con su forma de ser. Silvia, entre las prácticas que ejerce, la más notoria es la que da título al libro: goza atando a su esposo y a su amante. No escapa a la autora que la práctica sexual que Silvia tiene con su esposo se asemeja a tal punto a una tortura que en el mismo epígrafe de la novela cita a Schopenhauer: “Uno son el torturador y el torturado. El torturador se equivoca, porque no cree participar del sufrimiento; el torturado se equivoca, porque no cree participar en la culpa”.
La gesta de los amores desesperados y criminales, siempre sume al lector (o al espectador) en el asombro de lo difícil y a veces imposible que es conocer a una persona, por estrecho que sea el vínculo. Para suscitar estas preguntas y este asombro, Prieto utiliza recursos que dan la idea de fragmentación: noticias del diario El Litoral donde se habla de la desaparición de Salgado, la declaración ante la policía de Silvia (y los comentarios entre los sumariantes sobre Silvia), escenas entre diferentes personajes: llamadas telefónicas entre la hermana de Salgado y una amiga, entre la tiradora de cartas y Silvia, el flashback de la noche de bodas entre Silvia y Salgado, etc. Este manejo de los recursos literarios, recuerda mucho el The Buenos Aires Affaire de Manuel Puig, y en algún punto se erige casi como un homenaje. El desvalimiento del protagonista, en algún punto, los acerca. El escenario de esta novela es siempre la ciudad de Santa Fe, el Boulevard Gálvez, el Puente Colgante, Alto Verde, entre otros sitios que se mencionan.

atadura es el octavo libro de la colección “Las 4 estaciones” y publicado por la editorial Palabrava, emprendimiento santafesino que cuenta con tres de las mejores cabezas literarias de la ciudad: Alicia Barberis, Patricia Severín y Graciela Prieto Rey misma. Al acabar la lectura de atadura el lector siente una cálida opresión en el pecho, ésa que deja por ejemplo el haber comido un chocolate sabroso en pleno invierno y crea el deseo, casi una oración, porque haya pronto más textos, más novelas de la autora. 



COMENTARO DE HUGO BORGNA - Especial Diario La Opinión de Rafaela

GRACIELA PRIETO REY: UNA SÓLIDA ATADURA

   “Atadura”, de Graciela Prieto Rey (edición 2013, de Editorial Palabrava, 82 páginas) es la obra con que culmina el importante esfuerzo que ha significado la creación de ocho libros de autores significativos de la región con la intención de fortalecer el contacto entre autor y lector.
   El cierre de este ciclo se concretó con una realización literaria impactante. Esta obra de Graciela Prieto Rey justifica estar en el género policial y lo excede generosamente; ya que este tipo de novela admite ciertos límites y “Atadura” es mucho más que una novela policial corta, ya que logra crear un clima de suspenso irresistible: se hace necesario llegar al final lo antes posible para conocer la resolución de un hecho que implica peligro de pérdida de una vida, y además hace reflexionar acerca de algunos valores que hacen a la vida en pareja.
   Una de las cuestiones, y no menor, es la que abarca un conflicto propio de la condición humana ¿Queremos todo lo que tenemos tal como está? ¿Necesitamos probar otras alternativas paralelas para saber si lo que hay nos satisface? o, dicho de otro modo: ¿tenemos el ideal romántico de desear lo que no podemos tener?
   La realidad en que se ubica a los personajes es muy compleja dentro de un clima tan enrarecido y habitado de perversiones, que la falta de moral de las situaciones llega a justificar los actos innobles, y hasta parecen éstos la actitud natural consecuente. El lector se preguntará si realmente los personajes buscan la felicidad y, finalmente, si el modo en que se cierra la acción es un castigo, si hubiera podido terminar de otro modo, o si la fatalidad ha impuesto su modo ciego de resolver.
   Abunda la obra en escenas de fuerte impacto, aunque contenidas en el punto preciso: muestra pero no golpea sin necesidad. Dice pero oculta y sugiere más que lo que expresa. Los detalles significativos que son la clave del rompecabezas  van cayendo de a poco en situaciones que no lo anuncian especialmente; llegan como verdades dichas al azar en conversaciones que tratan de otro asunto, lo que configura un recurso muy hábil por parte de la autora que trata de este modo con sabiduría  literaria, y al mismo tiempo con respeto, al lector atento a las señales entre líneas.
   El título tampoco es casual: su justificación surge clara en un párrafo y es perfecta: es la clave del mensaje de la obra y define la sensación que motiva la mayoría de las acciones de los personajes.
   Se puede decir también que el personaje principal es el modo en que se relata. Conciso, contundente, directo, con frases breves que lo expresan todo con sólo las palabras estrictamente necesarias. Graciela Prieto Rey no intenta la metáfora como sistema (el vocabulario es llano, de captación rápida de la idea) pero logra en muchos momentos del texto una admirable síntesis (“Sus valijas preparadas ilustran la decepción”, “Elegimos, pero en cualquier elección, el dolor es la certeza”, “Siempre que tiene una decepción amorosa desaparece y seguro que andará detrás de una perra o un gato”, o ésta que no es exactamente textual “le dolía el cuerpo ausente de él”).

   Demás está expresar la entusiasta recomendación de que lean esta intensa  y profunda novela, donde se juegan vidas y valores, se siente fluir cálidamente la vida en cada línea de su texto. Y, si lo pensamos bien, estamos diciendo que la conexión con la escritura bien concebida y concretada es una atadura sensible y fuerte. Además de necesaria.

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